20 abril 2010

Emergencias en Chile ¿Un desastre?


Hace pocos días Su Excelencia, el Presidente de la República, presentó un plan de reconstrucción del Chile post-terremoto, principalmente anuncia la vía de financiamiento de este; sin embargo, debo mencionar una enorme falencia que al día de hoy no se ha discutido seriamente, la prevención y alarma de desastres. La ONEMI, como quedó demostrado el 27 de febrero, es una institución de enorme importancia nacional pero evidentemente mal estructurada, su principal función es prever estas crisis y decretar su alarma oportuna, y justo cuando tiene que funcionar lo hace mal, provocando la muerte de 400 personas aproximadamente. Considerando nuestra larga historia de desastre naturales, resulta evidente la reestructuración de este organismo en una institución con más atribuciones. Chile debería tener, a lo menos, un Servicio Nacional de Emergencia Pública, no una simple oficina coordinadora, además, no contamos con centros especializados de monitoreo de Tsunamis, Terremotos y Vulcanismo. Algunos dirán que sí, que el SHOA vigila la generación de maremotos, pero esa no es la función para lo cual fue creada, su principal objetivo es la construcción de cartografía náutica; sobre análisis de terremotos otros dirán que está el Servicio Nacional de Sismología, pero lamentablemente no es así, ya que este organismo es de la Universidad de Chile y con su poco presupuesto, que debería ir orientado a la docencia, realiza una labor casi al límite de sus recursos financieros y humanos; y de monitoreo de volcanes mejor ni hablar, ya que asignaron esta función al SERNAGEOMIN, el cual no tiene una orgánica como ente de emergencias, sino, como evaluador de recursos minerales. Cada 10 años la naturaleza nos recuerda lo mal preparados que estamos para enfrentarla y a pesar de ello resulta indignante cuando nuestras autoridades argumentan falta de presupuesto o recortes de dineros para este tipo de instituciones.

¿Acaso son más baratos los muertos?.

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